YVES SAINT-LAURENT

La transgresión de la alta costura

A la hora de describir al diseñador de moda Yves Saint-Laurent cualquier adjetivo se queda muy corto. Su genio creador, transgresor en muchos momentos de su vida, le convirtió en un adelantado a su tiempo, encumbrándole a ese puesto solo reservado a los grandes de la moda.

Nacido en Orán (Argelia), fue el primogénito de Charles Mathieu, abogado de éxito, y Lucienne Andrée Saint-Laurent, una elegante mujer que enseguida comprendió que su hijo había nacido para ser alguien importante en el mundo de la moda. Víctima de burlas constantes en el colegio, le animó a matricularse en un centro de aprendizaje y confección de París. A esta ciudad se mudó, cuando solo contaba con 17 años, dispuesto a aprenderlo todo del mundo de la moda.

Ambicioso y sensible

Sus diseños pronto impresionaron a Michel de Brunhoff, director de Vogue, y le permitieron ganar sus primeros premios, lo que le abrió la puerta a trabajar a las órdenes de Christian Dior, convirtiéndole en su heredero natural. Con su primera colección en Dior obtuvo un gran éxito pero en 1960 tuvo que paralizar su carrera al verse obligado a cumplir el servicio militar. La dureza del ejército hizo que cayera en su primera gran depresión.

Estuvo ingresado en un hospital psiquiátrico militar y, cuando le dieron el alta, comprobó que la casa Dior le había sustituido. Yves Saint-Laurent demandó a la firma, y con el dinero recibido por la indemnización puso en marcha su propia casa de costura, siempre apoyado por Pierre Bergé, el socio con el que tiempo se convertiría en su pareja.

3) Yves Saint Laurent. Place Djemaa El Fna. © Reginald Gray

Creador del esmoquin femenino.

En 1962 presentó la primera colección con su nombre y cuatro años más tarde lanzó el esmoquin femenino, convertido hoy en un icono de la moda. El modisto fue el precursor de numerosas prendas, como la sahariana, los shorts, las blusas transparentes o los vestidos de espalda descubierta, lo que hizo enlazar éxito tras éxito.

Yves-Saint Laurent fue el primer diseñador en transgredir las reglas de la alta costura. Bajo la idea de hacer asequible la moda a todos los públicos, comenzó a crear sus propias colecciones prêt-à-porter. Al mismo tiempo que cosechaba éxitos, encadenaba crisis personales y adicciones, que le hacían enfermar, ingresar y recuperarse cíclicamente, sin llegar a conseguir la estabilidad emocional. Durante largas temporadas, el modisto desaparecía, refugiándose en su villa de Marrakech, para después reaparecer con más fuerza.

Icono de la moda

A lo largo de su carrera, numerosas artistas y personajes de la vida pública cayeron rendidas a sus creaciones. La actriz Elizabeth Taylor lució uno de sus modelos en su boda con Richard Burton, y entre sus clientas se encontraban Marlene Dietrich, Sofía Loren, Catherine Denueve o Farah Diba.

En 1983, el Metropolitan Museum de Nueva York le dedicó una exposición, y a finales de los 80, su compañía ya contaba con más de 10.000 personas trabajando en 200 países y facturando más de 360 millones de euros anuales.

Su retirada tuvo lugar en enero de 2002. Seis años más tarde, moría en Paris, a los 71 años, tras varios meses enfermo. El diseñador de moda, que nunca dejó de arriesgar en sus creaciones, pasó a ocupar un puesto merecido entre los mejores diseñadores del siglo XX. Años después, mujeres de todo el mundo son fieles seguidoras de un estilo cuya impronta hizo cambiar para siempre el mundo de la moda.